Reglas claras con la minería


Si el gobierno tuviera una política minera suficiente, no habría que estar discutiendo en cada ocasión y con empresas diferentes las posibilidades de explotación.

Con decir que "esto es lo que hay", el punto se pondría solo, o simplemente no habría i.

La experiencia con Barrick llevó a pensar que por lo menos en ese campo la política oficial era clara. Lo que se acordó fue de mutua complacencia.

Satisfechas las autoridades dominicanas, y por igual los directivos américo canadienses.

Esto, a menos que los responsables gusten vivir en medio de controversias o dar vigencia a los fundamentalistas de la ecología.

Los ríos importan, y los bosques también, y no sólo por el agua o la belleza del paisaje, sino porque hay que evitar el dispendio de los recursos naturales.

Sin embargo, hay una lógica que si se quiere perversa, pero muy real: ¿cómo puede una comunidad condenarse a la extrema pobreza con un subsuelo que es todo un potosí? 

No pueden dejarse tantas tareas pendientes, y mucho menos a la decisión del Presidente. Como dice el refrán, "barco parado no cobra flete".

De Buena Tinta, Diario Libre