SANTIAGO.– Uno de tres delincuentes que merodeaban en el complejo deportivo La Barraquita simulando que se ejercitaban, irrumpió a un grupo de jóvenes atletas, amenazando con un arma de fuego al hijo del periodista José Alfredo Espinal, para despojarlo de un teléfono móvil, durante las prácticas de fútbol.
El hecho ocurrió en la tarde de este lunes 01 de mayo, Día del Trabajo, cuando los estudiantes pertenecientes al Politécnico Don Bosco tomaban prácticas de fútbol.
En área también estaban otros jóvenes que practicaban baloncesto, Tenis y Voleibol, quienes se mostraron sorprendidos y alarmados al mismo tiempo cuando los delincuentes comenzaron a disparar.
El robo de celular al hijo del periodista, quien es menor de edad, se enmarca dentro de la ola delictiva que azota a Santiago, a pesar de que el Gobierno dominicano busca disfrazar la realidad, mientras trata de descalificar a quienes denuncian la inseguridad ciudadana que vive el país.
“Estábamos entrenando y me di cuenta que no tenía mi celular, pero cuando fui a buscarlo salió un hombre de la nada y me apuntó con una pistola a la cabeza, pero yo pensé que estaba jugando. Pedí a auxilio a los compañeros y al entrenador y el hombre comenzó a disparar y nos alejamos de ese ladrón”, narró el adolescente.
El celular ZTE, activado con la compañía Orange, lo llevaba el menor consigo como una manera de mantener comunicación con sus padres.
El entrenador Osvaldo Blanco informó que notificó el hecho a la Policía Nacional.
Dijo que los delincuentes eran tres individuos de color oscuro que escaparon del lugar a través de los arbustos.
En el complejo deportivo de La Barranquita la seguridad es mínima, mientras que en los días feriados es casi nula.
El periodista José Alfredo Espinal dio gracias a Dios porque su hijo salió ileso, al tiempo que llamó a la Policía Nacional y al Gobierno dominicano a prestarle la debida atención al problema de la delincuencia.
Espinal dijo que de continuar esta ola delictiva los dominicanos que tengan la posibilidad de abandonar el país se verán obligados a marcharse para garantizar su integridad física.
El Dia