La Conferencia del Episcopado se queja en su más reciente carta pastoral de que en el país persista “una violencia institucionalizada”, y que a pesar del crecimiento económico constante la pobreza solo se haya reducido levemente mientras la indigencia haya aumentado en términos absolutos.
Los obispos señalan la carencia institucionalidad y transparencia, la ausencia de un sistema eléctrico eficiente, la actitud de corrupción pública y privada y a las deficiencias del sector salud como parte de los males con los que conviven los dominicanos a diario.
“Lo primero que desasosiega en República Dominicana es no saber a quién acudir ni a qué atenerse. Se tiene la sensación de que basta ser guapo y prepotente para imponerse y hacer lo que le parezca en las instituciones y en los ambientes en que se vive”, dice la carta pastoral.