El servicio eléctrico se desploma en el Gran Santo Domingo

Comprar tres galones de gasoil a diario para alimentar la planta eléctrica de su taller de ebanistería, supone un desafío constante para José Alberto García, un pequeño comerciante del barrio Capotillo. Asegura que se “está salvando un poco” porque este mes el generador de emergencia no ha presentado problemas mecánicos, de lo contrario, su producción se vería paralizada.
La agudización de la crisis del suministro eléctrico desde principios del mes de julio en el Gran Santo Domingo (GSD), ha elevado hasta 12 las horas de apagones que afectan a este sector, lo que ha generado protestas e incendio de neumáticos en reclamo del restablecimiento del servicio. 
“No puedo durar el día entero con ella prendida, tengo que durar tres y cuatro horas y apagarla”, explica García, con la cara cubierta del aserrín que se desprende de la madera. A esto se suma que en ocasiones tiene que cambiar el horario de trabajo debido a que en el lapso comprendido entre las 9:00 de la mañana y las 7:00 de la noche rara vez hay luz en todo el barrio.
A raíz de las quejas y protestas en sectores como Sabana Perdida, Los Mina y Los Tres Brazos, la Empresa Distribuidora de Electricidad del Este (EDE Este), encargada del suministro en estas zonas, pidió disculpas a los usuarios por “los inconvenientes que esta situación ajena a nuestra voluntad” ha causado.
De acuerdo con EDE Este la crisis se debe a un “déficit de generación” de 390 megavatios provocado por la salida de servicio de las plantas generadoras CESPM II, Los Mina V y San Felipe. Estas producen 100, 105 y 185 megavatios respectivamente.
Sin embargo, las excusas de las compañías no son suficientes para los comerciantes, quienes expresan dudas sobre los supuestos déficits de generación. Tal es el caso de Frank Arias, propietario del taller de tapicería “Mi Gusto” en el sector de Villa Juana.
“Si por ejemplo yo te prometo que te voy a entregar un trabajo hoy en la tarde y se va la luz, no lo puedo entregar hoy y lo entrego mañana”, compara Arias, al rebobinar el carrete de una máquina de coser para terminar un encargo de cuatro asientos de camioneta.
Este tapicero debe trabajar hasta cinco horas con auxilio de la planta eléctrica “para no perder la clientela” y ocupa a sus dos empleados en labores que no impliquen el uso de la electricidad como alternativa en las tandas de apagones, que se llegan a extender hasta por nueve horas en los días más críticos.
Tras evaluarse como dentro de la Estrategia Nacional de Desarrollo como “uno de los principales escollos a la competitividad y a la calidad de vida de los dominicanos”, fue concebida en la ley de dicho plan la necesidad de arribar a un pacto para solucionar la “crisis estructural” del sistema eléctrico local en un plazo no mayor de un año, a partir del 2012, sin que hasta la fecha se haya materializado la disposición.
De hecho, durante la última discusión del pacto, los representantes del sector social denunciaron que el Gobierno rechaza que los consumidores sean compensados con un 150% de la tarifa, por cada hora de energía eléctrica no servida, como se estipula en el artículo 93 de la Ley General de Electricidad.
El comerciante Carlos Manuel Encarnación, del colmado Ruiz, en Lucerna, ha visto cómo los productos se pudren en sus frigoríficos por falta de energía.
“La luz aquí se daña, vienen y la arreglan, a veces, o uno mismo tiene que pagar para arreglarla y cuando la arregla, entonces viene una hora o dos y ya. Hasta el otro día”, describe.
Los usuarios se quejan de lo “injusto” de que sectores reciban 24 horas de energía, mientras otros, a duras penas, tienen seis horas del servicio por día.
Diario Libre