
Pasadas las tres de la tarde los jóvenes y otros no tan jóvenes en el PRD partieron desde el cementerio Cristo Redentor.
Durante el trayecto hubo momentos en que obstaculizaron el tránsito a conductores ajenos a sus reclamos.
Tras caminar bajo consignas por casi tres horas por las avenidas monumental, Jhon F. Kennedy y Winston Churchill llegaron a la Casa Nacional la cual estaba estaba cerrada y custodiada.
Al poco tiempo de haber llegado, los ánimos comenzaron a bajar y la gente se dispersó rápidamente pero con la promesa de seguirla hasta destituir a Miguel Vargas.
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