Protegen familia de oficial mató al narco Florián Féliz
La Policía adoptó hoy estrictas medidas de seguridad en torno al capitán Lino Oscar Jiménez y su familia, sindicado como la persona que hizo los disparos que mataron al recluso Rolando Florián Féliz en la cárcel de Najayo, San Cristóbal.
Como parte de las medidas, la familia del capitán Jiménez fue sacada de la vivienda y llevada a un lugar no precisado, mientras que la casa fue dejada bajo la custodiada de la Policía.
En el hospital de la Policía, la seguridad alrededor del capitán Jiménez fue redoblada, hasta el punto que cada cierto tiempo lo cambian de habitación, según dijo uno de los médicos de dicho centro.
Velatorio
Desde las primeras horas de este lunes, decenas de personas de los diferentes estamentos sociales formaron una larga fila frente a la funeraria El Ángel en la calle Anacaona, en Barahona, donde es velado desde ayer el cadáver de Florián Féliz.
Una fuente de la Policía local dijo que la institución está alerta para intervenir y preservar el orden público, en caso de que se produzcan manifestaciones de protestas durante el velatorio y entierro de Florián Féliz.
Esto así, según la fuente, porque circulan rumores de que se van a producir manifestaciones de protestas.
Los restos de Florián Féliz serán sepultados esta tarde a las 4:00 en el panteón de la familia Florián Féliz, en el viejo cementerio municipal de Barahona, ubicado en la calle María Montez, a pocos metros del mercado público.
Florián Féliz nació en la sección de Juan Esteban, pero desde muy pequeño fue llevado a la ciudad de Barahona, distante a unos 10 kilómetros, donde se crió junto a otros hermanos.
El caso de Florián Féliz sigue siendo comentado en todos los lugares públicos y privados de Barahona por los comunitarios, cuya mayoría coincide en que las autoridades de las instituciones correspondientes están en el deber de investigarlo profunda y seriamente, a fin de que se establezcan responsabilidades y los involucrados en el mismo sean traducidos a la acción de la justicia.
Fuente, El Nacional